Era media tarde cuando llegó a su casa de Nueva York. Al entrar escuchó ruido en la cocina. Allí estaba Eloísa, con música a todo volumen y con una copa en la mano sin parar de cantar y bailar. Estaba borracha. Fran no daba crédito a lo que veía e instantáneamente le arrebató la copa a Eloísa y le abroncó por beber alcohol encontrándose embarazada. Eloísa entonces paró la música y muy seria, a pesar de su estado de embriaguez, le replicó a Fran que no era nadie para darle discursos. Este intentó calmarla y pedirle que razonara pero Eloísa en un arrebato de sinceridad le dijo que solo le interesaba su dinero y que quería cortar la relación.
Fran enmudeció. No le salían palabras para responder a tal cosa y decidió sentarse en el sofá porque se estaba mareando. Eloísa continuó bebiendo en la cocina, esta vez sentada y sin música. Llegó la noche y Fran se quedó dormido en el sofá mientras Eloísa hizo lo propio en la cama.
A la mañana siguiente y ya con un estado sereno, Eloísa despertó a Fran y le explicó que lo de la tarde anterior era cierto. No le quería. Le pidió que se marchara y que le enviará cada mes dinero para la manutención del bebé que nacería pronto. Fran cabreado le negó darle más dinero hasta que no naciera el niño y le hiciera una prueba de paternidad para confirmar que él era su padre. Eloísa negó que fuera de otro hombre y trató de convencer a Fran de que a pesar de todo no le había sido infiel y por lo tanto el bebé era de él.
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