Eloisa hizo la maleta y le dijo a Fran que se volvería a su México natal. Cuando esta abandonó la casa Fran pensó en demandar a Eloisa por abandono o algo así pero en seguida se dio cuenta que al no estar casados no tenían ningún compromiso legal pero lucharía lo que hiciera falta por hacerse con la custodia del niño.
Tras pasar una noche sin dormir dando vueltas en la cama llegó el día y Fran pensó en enviar una carta a Isabel mediante un mensaje al móvil. La carta decía así:
Isabel, querida. Sé que me he portado mal contigo. Nunca debí engañarte. Quizás ahora que estoy solo me doy cuenta de todo lo que he hecho mal. Por culpa de mi mala cabeza he terminado solo y con dos hijos de los cuales no tendré su custodia. Si, Eloisa también está embarazada. Siento habértelo ocultado cuando hablamos pero no lo creí apropiado. Tal vez merezca estar solo después de todo lo mal hombre que he sido pero tras darle muchas vueltas a la cabeza he sabido que eres la mujer de mi vida. Nos conocimos hace mucho tiempo y hemos compartido casi una vida juntos en la que he estado enamorado de ti y a partir de un momento dado no te he sabido corresponder. Gracias por haberme dado todo. No sé si querrás darle una última oportunidad a este loco enamorado de ti que por un lío de faldas está destrozando su vida. Te quiero. Fran.
El mensaje no llegaba a Isabel así que Fran decidió que cuando tuviese que volar a Madrid pasaría por casa de Isabel para hablar con ella en persona. Esta vez lo tenía más claro que nunca. Isabel era la mujer de su vida como había escrito en aquel mensaje. Estaba decidido a pedirle que se mudara con él a Nueva York y ser felices. Centrarse solo en ella y no permitir que nada más vuelva a romper su relación. Y lo más importante: conseguir que sus dos hijos, aunque de madre distinta, pudieran criarse juntos como hermanos.
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